Una persona puede acercarse al trabajo en una escuela (Maestro/a, Profesor/a, Preceptor/a, etc) por diversas circunstancias, y puede cumplirlo bien, por un tiempo. Pero cuando esa persona es DOCENTE: sólo hay una razón: SE CREE EN EL FUTURO, LUCHANDO EN EL PRESENTE, A TRAVÉS DE LA FORMACIÓN DE PERSONAS.-
La docencia va más allá de un trabajo, de un título o de un cargo y tampoco se agota en la vocación. Es la ELECCIÓN DE UNA FORMA DE VIDA que se asume desde la labor diaria, las exigencias, la lucha, el agotamiento, la esperanza y la alegría de hacer lo que elegimos ser: EDUCADORES/AS.-
Paradójicamente, la sociedad ya no valora como antes la figura del/la docente pero sí le exige más, y aún así seguimos eligiendo vivir de esta manera, siendo docentes buenos, regulares o excelentes, pero dando día a día lo mejor que tenemos para contribuir a la formación de nuestros/as alumnos/as.-
El/la Preceptor/a es la piedra angular en la comunidad educativa, pues debe actuar como intermediario, en las difíciles dinámicas de relación institucional con las autoridades, los/as docentes, con los/as adolescentes y de modo indirecto con sus familias.
Con el/la alumno/a su trabajo es esencial, por la capacidad de conocer a cada uno/a y la posibilidad de estar cerca suyo (saber que le sucede), durante un periodo de vida crucial para su madurez personal. Esto le permite generar un vínculo, una relación de confianza con el/la adolescente que le concede influir positivamente en él/ella.-
El/la buen/a Preceptor/a deja en el/la alumno/a una impronta. Su tarea, para con él/ella implica acompañamiento, protección y cuidado.
Es tutor/a y animador/a de sus alumnos/as, y advierte cuando hay peligro previniendo sobre las consecuencias negativas. Actúa con autoridad, sin autoritarismos ni excesos de confianza; previene antes que reprimir; interviene con la palabra, con la corrección, con el aviso a tiempo, alienta, aconseja y anima. Y para animar necesita interesarse por los/as alumnos/as y reconocerlos/as a cada uno/a como personas (saber quién es quién), y conocer sus necesidades más expuestas.-
Además es formador/a en valores, porque para obtener resultados debe mostrarlos con la coherencia entre su palabra y su conducta. El/la buen/a Preceptor/a actúa con sentido común y es optimista.-
Plasmar aquí la labor del/la Preceptor/a, fue una tarea sencilla, sólo tuvimos que detallar el quehacer diario de los/as Preceptores/as del Normal 1, quienes en esta etapa de pandemia, debieron redoblar esfuerzos, y no sólo estuvieron a la altura de las circunstancias, sino que fueron más allá… en ellos/as, eso, no es nada extraño.-
¡¡¡ FELIZ DÍA DEL PRECEPTOR !!!
EQUIPO DIRECTIVO
EES N° 32
UA NORMAL 1